¿Sabes cuanto tiempo hemos desaparecido uno del otro?
Hoy tengo una gran ausencia grabada en el reflejo de las ilusiones. Siento tu ausencia, siento que cuando estuve contigo me faltaron muchas cosas. Una sensación me estremece al darme cuenta que junto con tu ausencia hay una lista de pendientes que se me escabulleron y no pude poner en la mesa de lo acontecido. ¿Sabes?, me faltó, me faltó, ¡no puede ser!, ¡me faltó evitar que el tiempo sucediera!, me faltó conversar de cerca, me faltó rozar tus manos hasta grabarlas, me faltó tomarte una foto junto a luciérnagas esas que embellecen la belleza, me falto inventarte una historia mientras veíamos el horizonte, me faltó hacerte reír a carcajadas, me faltó tenerte muy de cerca en una cena romantica, me faltó rozar tu cabello hasta tener la medida justa entre mis dedos, me faltó bailar abrazando tu cintura, me fató decirte palabras que estaban hechas para ti, me faltó preguntarte tantas cosas…, me faltó conocer más sobre tu vida, me faltó tomar fotografías de cuanto lugar tu mirada rozaba, me faltó ver las estrellas con tus manos tomadas, me faltó …, me faltó…, me faltó dedicarte una canción con tu partida. Sin embargo, sé que cuando la espera es mayor, la lección es completa. De ti he aprendido que sorprenderse de todo es sentirse vivo, que no hay edad para recomponer el camino, que la belleza tiene nombre y la ternura de una mujer tiene apellido, que las nubes sonríen que hablan y cuentan historias entre ellas, que los arcoíris son nuestros cómplices, que cuando el aire viaja, susurra y tiene mensajes para un corazón que late, que el aroma de una mujer que entraña amor supera cualquier otro aroma, que la sensatez de un pensamiento es más profundo que la dicha de idealizar algo que nunca sucederá. Que se puede cuando se quiere, que cuando no se quiere, el temor manda. Que se puede decir gracias con una sonrisa cálida. Que los nervios son buenos incluso cuando parecen no ser necesarios. Que el pasado tiene mucho que ver en lo que somos ahora, que se necesita poco tiempo cuando dos miradas que se andaban buscando al fin se han encontrado y que no hay mejor lápiz labial que un beso.
Lo único que ahora espero de esta complicidad que estoy viviendo con el universo, es que pronto podamos charlar, con la misma estrella de cómplice y al fin poder verte a los ojos, dejar que el silencio lo diga todo y que después dejemos que los corazones se encarguen del resto.
Libro: Cartas de Daniel
Gilberto Rosas Nieto